Miles de personas han participado el 8 de diciembre en Gernika en un acto celebrado en solidaridad con el pueblo palestino. Mientras la ocupación israelí prosigue, sin piedad ni disimulo, con la masacre, desde Euskal Herria hemos extendido al mundo un gesto de solidaridad con el pueblo de Palestina.
Tras escucharse el sonido de la sirena que anunció en su día el bombardeo de Gernika-Lumo, accionada por Pilar Omaetxebarria Ibaibarriaga, 95 años y superviviente del bombardeo, y Mahmoud Elhousary, con un tiempo desapacible como invitado no deseado, miles de personas han formado un gigantesco mosaico humano por encima de todos los impedimentos. La bandera palestina y una imagen tomada del Guernica de Picasso han sido las estampas elegidas para denunciar el genocidio en Palestina.
En el Paseo de Gernika, el mercado bombardeado en 1937 por aviones nazis, aliados del bando sublevado en la guerra civil, y una vez desmontado el mosaico humano se han escuchado las piezas de Oreka TX y Alos Quartet, Saba Alhussain e Ikrame Benzyan han leído poemas en árabe y euskera.
Eñaut Elorrieta, Ihsan O.S e Ikrame Benzyane han ofrecido una adaptación de la canción "Gernika", mientras que Onintza Enbeita y Nerea Ibarzabal han cantado varios versos e Itziar Ituño, Jon Maia, Mohammed Kmail y Fatima Aspiritou Aznag han leído el comunicado en euskera, castellano, árabe e inglés respectivamente*.
Una delegación palestina ha subido al escenario y ha tomado la palabra Mohamed Farajallah. Tras el silencio guardado en memoria de todas las personas fallecidas, se han mostrado sendas ramas de olivo y roble en representación de los pueblos palestino y vasco.
Cumplido el objetivo, la solidaridad sigue en pie
A pesar de que la iniciativa que pretendíamos difundir por el mundo ha cumplido su objetivo, lamentablemente es imposible borrar de la mente las dantescas estampas de hace casi un siglo; no se pueden eliminar del cerebro las imágenes que nos llegan a diario; no es posible apartar de la cabeza el despiadado e indiscriminado destrozo que no se ha visto en ningún otro lugar; no se puede olvidar que ya han muerto más de 16.000 personas -la mayoría menores-, que hay miles de desaparecidos entre los escombros, decenas de miles de personas han perdido sus casas y que las personas desplazados son 1,8 millones. No se puede obviar que la ocupación está presente.
Por eso, ante el silencio generalizado de los gobiernos, nuestro objetivo era hacer saber una vez más a la comunidad internacional que los pueblos no ceden y que debemos acabar con el genocidio. Insistimos en que la movilización de la comunidad internacional es la única esperanza para quienes sobreviven en Palestina y, como la solidaridad es la ternura entre los pueblos, mantendremos la llama encendida en lo sucesivo.
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